Itzel Rodriguez Mortellaro

Itzel Rodriguez Mortellaro

Mi perro y la nariz de Magritte. Instagram, arte y pandemia

29 April, 2021

Los museos cerraron sus puertas. También las galerías de arte, centros culturales, salas de concierto y espectáculos, teatros y parques. De pronto, millones de personas perdimos la posibilidad de ir al encuentro directo con el arte. Artistas plásticos, bailarines, cantantes, músicos y otros ejecutantes perdieron sus escenarios y el mundo cultural se colapsó. Pero el arte ha demostrado ser una tabla de salvación en estos extraños y difíciles tiempos así que, poco a poco, se han ido reconstruyendo los vínculos entre el público y las muy diversas formas de expresión creativa. Si formamos parte de esa fracción de la población mundial que tiene los medios y la tecnología para navegar internet, hace unos meses que, desde nuestra casa, podemos asistir a espectáculos de todo tipo, visitar talleres de artistas, pasear por zonas arqueológicas y explorar colecciones y exposiciones de los más importantes museos del mundo. A través de una pantalla, nuestra mirada viaja por el mundo, y se “acerca” a milímetros de valiosas obras resguardadas en museos, en formas que antes fueron impensables por las distancias geográficas y tecnológicas que nos separan, así como por las barreras de clase y privilegio. A través de internet miramos el mundo, aun a pesar de la experiencia paradójica –real o no real— que nos produce la “virtualidad” y las ocasionales indigestiones perceptuales del sobresaturado universo visual de nuestro tiempo.

 

Por ello es esperanzador saber que la experiencia artística trasciende los límites de la pantalla y se instala entre la “gente común”. Hace unos meses, apareció en Instagram la cuenta holandesa Tussen kunst & quarantaine (“entre el arte y cuarentena”) que lanzó el reto de recrear obras artísticas desde la casa. Esta cuenta se creó “para todo aquel que necesite un respiro”, con tres reglas de participación: escoger una obra de arte, usar objetos de uso doméstico y no intervenir digitalmente las fotos. A la fecha, se han publicado más de mil imágenes y cada día se suman nuevas. El exitoso desafío originado en Holanda fue imitado por dos importantes museos de Estados Unidos, el Getty y el Metropolitano de Nueva York, con la finalidad de que la gente se acercara a sus espacios virtuales y se involucrara con sus colecciones. 

 

 

Si el lector no conoce esas imágenes, le aseguro horas de entretenimiento y  disfrute con ingeniosas recreaciones de arte de todos los tiempos. Es maravilloso ver a bebés, niños, jóvenes, adultos, familias enteras y mascotas convertidos en los más sorprendentes personajes para participar del reto. Perros, gatos y conejos se transfiguran en dragones y todo tipo de seres fantásticos o dan forma a una flor e incluso a una gran nariz (de un cuadro de Magritte). Un pequeño caballo de juguete es el corcel de caballero medieval y rollos de papel higiénico crean extravagantes “cuellos de gorguera” como los que usaban los nobles en la época isabelina. Un señor acostado forma una pipa con su cuerpo (confirmando que “Esto no es una pipa”) y una fruta de kiwi junto a un plátano evocan a la joven con arete de perla pintada por Johannes Vermeer en el siglo XVII. La mayoría de las reinterpretaciones de obras artísticas que vemos en @Tussenkunstquarantine provienen de públicos europeos y norteamericanos; y entre la infinidad de técnicas artísticas para elegir, la mayoría prefirió acercarse a la pintura, en menor medida la escultura y finalmente la fotografía. De las épocas de historia del arte, atrajo la mayor atención las pinturas renacentistas italianas (Da Vinci es el consentido) y de los países bajos (Vermeer, otro favorito), aunque cada día se amplía el repertorio de arte figurativo, particularmente de colecciones de Europa occidental. Varias de las recreaciones más ingeniosas tomaron como ejemplo al arte fantástico –El Bosco, Simbolismo y Surrealismo (especialmente Salvador Dalí y René Magritte)— y merecen mención especial quienes se aventuraron con el cubismo de Picasso (¡nada menos que la recreación del Guernica!). Las representaciones inspiradas en pinturas abstractas (por ejemplo, Piet Mondrian y Joan Miró) demuestran la mayor creatividad en composiciones que mezclan todo tipo de objetos con formas y colores interesantes. También hubo audaces experimentos con esculturas (el monumental Laocoonte) y algunas fotografías. Además de los artistas ya mencionados, se nota la admiración por Miguel Ángel, Gustav Klimt, Vincent Van Gogh, Marc Chagall, y Frida Kahlo, quien se destaca como la artista que más inspiró a mujeres de todas las edades. 

 

 

Cuando las obras artísticas se reproducen e incorporan al universo virtual, inmediatamente pierden el “aura” consagratoria que proveen los museos. El arte de otros tiempos que circula en internet se incorpora al torrente de imágenes digitales que forman parte de nuestra experiencia mediática cotidiana. Para que pudiera darse esta “apropiación” de la obra de arte, hubo un proceso en el que las creaciones artísticas salieron de sus esferas originales de creación y/o exhibición y llegaron a los medios propios de la cultura de masas, primero el cine y la TV y actualmente en Twitter, Instagram, Facebook y más.  En internet todo sucede de prisa; ante las mil imágenes que pasan frente a nuestros ojos hay poco tiempo para detenerse más de unos segundos a observar. La apreciación artística reclama otro tiempo, otro ritmo y otras formas de percepción. Las redes sociales han cambiado radicalmente el mundo del arte pero persiste la obsesión por generar visiones como testimonios de identidad, memoria y existencia.

 

El reto de la recreación del arte resulta más que un divertimento de tiempos de pandemia y cada imagen subida a la red es más que una imitación de una obra de arte. Podemos pensar algunas imágenes como verdaderos ejercicios de observación crítica del arte para la auto-representación. A través del uso expresivo del cuerpo, se manifiestan rupturas con convenciones sociales que, durante siglos, se reprodujeron en la tradición artística occidental. Hay numerosas imágenes de personas que asumen un género distinto al suyo, que revierten códigos morales (de vestido o pose) y que confrontan presupuestos de raza y clase establecidos históricamente por la sociedades. Cuando internet nos provee de imágenes de obras valiosas, sofisticadas y antes inalcanzables, queda la sensación de que el campo del arte se  “democratiza”. Las  fotografías publicadas en Instagram trastocan la antigua jerarquía de géneros artísticos y los discursos consagrados por la tradición pierden su grandilocuencia retórica para aterrizar de lleno en la vida de 2020. 

 

 

El reto lanzado en Instagram sigue el anhelo de la vanguardia de inicios del siglo XX: reunir el arte con la vida de las personas comunes y terminar con la tiranía del artista como creador excepcional. Al respecto, pueden mencionarse la técnica de collage ideada por Picasso (pegando pedazos de realidad en sus cuadros) y, como parte del impulso dadaísta, Marcel Duchamp y sus obras ready-made, quien incorporó objetos comunes –un urinario o la rueda de una bicicleta— a la esfera del arte. En numerosas imágenes del reto arte y pandemia, la vida cotidiana con la que todos nos sentimos identificados se muestra en la forma de rollos de papel higiénico, botes de desinfectantes, cubrebocas, cacerolas, muñecos de peluche, sábanas y todo tipo de implementos domésticos, que dan testimonio de los retos y transformaciones que vivimos este año. Entre el tiempo detenido de la pandemia y el ritmo acelerado de internet, es reconfortante asomarnos a la experiencia creativa de quienes encontraron un respiro e inspiración observando cuidadosamente obras artísticas para conseguir una puesta en escena divertida y enriquecedora. Estas imágenes prueban que, hoy más que nunca, el arte nos permite sentirnos plenamente humanos y es necesario para seguir adelante hacia el 2021. 

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Itzel Rodríguez Mortellaro es doctora en Historia del arte por la UNAM y profesora del Colegio de Historia de la misma universidad. Itzel tiene especialidad en arte moderno mexicano del siglo XX.