Catalina Maria Johnson

Catalina Maria Johnson

Alice Bag: El encuentro en la música punk, esperanza vital

20 October, 2018

 

“La música punk era el vehículo perfecto para toda persona cuya voz era ignorada o marginada”, comenta Alice Bag, al contar de la época en la que comenzó a dedicarse a ese género. Bag, quien nació Alicia “Alice” Armendáriz, feminista, pionera del punk rock, cantante y autor, cuenta por teléfono desde su ciudad natal de Los Ángeles que a mediados de la década de los setentas fundó allí The Bags, una de las primeras bandas de punk, en gran parte porque en el rock no se veía reflejada a sí misma de ninguna manera.

Después de pasar por una niñez y adolescencia en la que su voz y manera de cantar empezaron a llamar la atención (lo que le placía, ya que dice que aparte de sus talentos musicales era una joven poco popular) Bag se inspiró en una caricatura infantil cuyas protagonistas eran Josie and the Pussycats, trío musical femenino, y decidió fundar una banda de puras chicas. Primero consideró incursionar al glam rock, género de gran popularidad entre los adolescentes de aquella época, pero comenta Bag, riéndose, que le faltaba habilidad para el glam rock, ya que requería una música sofisticada, orquestación, y más complejidad en cuanto a las habilidades instrumentales que ella poseía.

Además, añade que se encontró con otros obstáculos en cuanto al glam rock, ya que a las mujeres no se les veía como iguales, sino como meras musas y explica que en las revistas del rocanrol más populares, rara vez se publicaba un artículo sobre alguna artista musical, más bien si acaso había textos sobre alguna aventura de una estrella del rock con una fan femenina. “Allí, no había lugar para mí”, declara.

El punk era otra cosa, dice Bag, y lo describe como un estilo de vida y un movimiento basado en la comunidad, y mucho más que un simple género musical: “Hubo voces que por primera vez fueron escuchadas”, afirma. La calidad musical de las piezas en sí no era primordial, Bag caracteriza la música como “casi puro ruido”, y realmente a nadie le importaba si el sonido era más bien disonante o desafinado: “Se trataba más de la energía y la emoción, energía con la cual se entregaba la música, y el contenido era lo que importaba”, explica.

A la par, Bag se alimentaba de la energía y emoción que comunicaban sus cantantes preferidos en cuanto a la música latina: Rafael y Pedro Infante. Le encantaban porque se comunicaban con tanta pasión y se trataba de hacer al oyente sentir grandes emociones. De allí, que sus primeras composiciones le valieran a ella el título de creadora del género de la “punk-chera”.

Más que nada, el punk le ofreció a muchas personas la posibilidad de visibilidad, explica Bag. La escena en Los Ángeles fue creada por personas de color y mujeres, en números iguales, dice, y le fueron marcando sus pautas esas mismas personas, proceso que culminó en una época de apogeo para el punk durante la década de los ochenta. En esa era dorada del punk en Los Ángeles, el punk con todos sus sabores se difundió a los suburbios y cada barrio lo iba interpretando a su propia manera, incorporando diferentes sabores del punk en relación a los temas de importancia para cada comunidad.

 

 

Cuenta Bag que siguió evolucionando la escena y que más tarde se volvió más homogénea y el punk lo dominaban los artistas masculinos en una escena de blancos, patriarcal y muy regimentada. Mas felizmente, el ciclo cambió de nuevo y regresó el punk inclusivo que presentaba un reto al status quo y volvió a cobrar importancia la expresión personal, el fortalecimiento de los movimientos sociales, y la representación de los marginados.

Hoy día, dice Bag, entiende ese ciclo musical y de vida con mayor claridad. Los ciclos del punk le enseñaron que la vida también tiene sus ciclos, dice Bag; todo cambia y nunca hay que perder la esperanza de que una situación negativa se torne positiva y esa esperanza se puede sentir en relación a situaciones ya sean relaciones personales, o la perspectiva que tiene uno de uno mismo o de su país. Lo más importante, declara, es que no nos desanimemos.

Aunque ver las noticias le cause sentirse ansiosa o deprimida, Bag afirma que hay que siempre recordar que en este país hemos pasado por ciclos muy oscuros y hemos encontrado el camino para salir de ellos. Aclara que no se trata de mantener la esperanza de una manera ingenua pensando que las cosas se van a solucionar por sí mismas. Más bien recordar la resistencia que ha existido en otros momentos en contra de regímenes fascistas, “Lo he visto ya”, dice. “La gente tuvo que apartarse de sus diferencias para unirse en la labor de lograr que mejoraran las cosas”.

Por lo tanto, es sumamente urgente que encontremos espacios en los que nos conectemos, porque no vamos a resolver nuestras diferencias si no vamos más allá de pensar que nuestra manera es la única correcta de vivir. Al final de cuentas, dice Bag, vivimos juntos en este planeta, el cual es como un ser viviente, y estamos hechos todos de la misma materia y formamos parte del mismo cuerpo; si alguna parte está enferma o tiene una infección, todos nos vamos a sentir mal.

En el punk podemos encontrar la sensación de formar parte del mismo ente, cree Bag, porque en su espacio musical cabe las posibilidad de sentirnos conectados en una energía y una emoción común. Y desde ese punto de partida, podemos emprender el camino hacia una unidad más completa, porque como dice Bag, “lo que sucede en el punk no se queda solamente en el punk”.