Leopoldo Gonzalez Quintero

Leopoldo Gonzalez Quintero

Pros y contras de un problema común

5 July, 2019

Si este texto fuese un cuento, y la realidad a que alude fuera una criatura de ficción, su entrada podría ser de escritura ligera, al estilo de: “Hubo en una época de la historia dos vecinos con un problema común, que no encontraron solución al tema común que los agobiaba, porque a su condición de vecinos se sobrepuso la rivalidad mutua que los separaba por razones históricas, culturales, económicas y de índole humana…”

Pero este texto no es un cuento, y lo que narra no es un asunto de ficción. El tema tiene que ver con la marihuana, una droga blanda que por décadas ha sido el catalizador de la relación bilateral MéxicoEU.

Si en otra época la producción y mercadeo de la marihuana, por parte del narco y sus subordinados, fue motivo de desencuentros y hasta de confrontaciones entre México y Estados Unidos, ahora el estupefaciente está dejando de verse como asunto delincuencial y como pretexto de un “reparto de culpas” binacional, para comenzar a verse desde la óptica de la salud, como auxiliar medicinal o terapéutico e, incluso, como unidad de producción o mercancía con valor de mercado.

Es posible que el cambio de visión respecto a la marihuana, al qui tarle a su uso el carácter culposo y punitivo, signifique una revolución  de la mentalidad en ambos países, cuyo núcleo es el despliegue de un enfoque más relajado y flexible, más tolerante e incluyente. Todavía  hoy, no sabemos hacia dónde conduzca ese cambio de enfoque respecto a la marihuana, aunque lo deseable es que no constituya en germen de autodestrucción de individuos y sociedades.

Es muy probable que la revaloración de este estupefaciente, se deba a que las drogas duras y más potencialmente dañinas se han adueñado del mercado, o bien, al hecho de que la investigación científica ha descubierto en la marihuana propiedades nobles y de efecto positivo, que hacen de ella un producto de laboratorio eficaz en el combate al cáncer y a algunas enfermedades crónicodegenerativas. Esta podría ser la explicación básica, de por qué en parte de Occidente se ha dejado de estigmatizar a la marihuana por sus efectos negativos o perniciosos.

Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que el consumo de drogas no    es ninguna buena noticia para ningún país en el mundo, no sólo por la cifra oculta de vidas disfuncionales que hay detrás del fenómeno, sino porque hay ahí el indicador de un mercado negro que debe ser regula do para el normal funcionamiento de las economías.

Por otra parte, las sociedades que hacen apología del vicio y la adicción son sociedades enfermas o desviadas, a las que tarde o temprano termina tragándolas su hedonismo existencial, o devorándolas sus propios vacíos interiores.

Los resolutivos de la reunión de Viena de 1988, donde la ONU ter minó aprobando una Convención contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, aportan algunas de las soluciones que pueden adoptarse frente al problema de las drogas: reeducación intensiva de las sociedades, concientización masiva sobre los daños que implica el consumo de drogas, cierre de los canales y mecanismos por los que el “dinero sucio” ingresa al circuito legal y cooperación internacional para frenar el fenómeno.